Cuando al hijo de Carmen le diagnosticaron síndrome de Asperger -poco antes de cumplir los cuatro años- su vida familiar dio un vuelco. Este trastorno, encuadrado en el espectro autista y difícil de detectar, implica multiplicar la atención de los padres, hermanos y tutores. Y vivir con ello es muy costoso.
Ahora se busca eliminar los obstáculos que les supone el síndrome de Asperger, tanto a los directamente afectados como a sus familias. Por eso, este domingo se celebra su mercadillo solidario en la Estación de Atocha en Madrid.
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